Desde los primeros pasos
Desde el nacimiento, el deporte ya puede estar presente en la vida de los bebés. Muchos empiezan con la natación, que es un deporte completo, que mejora la coordinación motora y la postura, les ayuda a gatear, sentarse y andar más deprisa, previene enfermedades respiratorias, pero hay un aspecto increíble en esta experiencia: la natación aumenta el vínculo emocional entre el bebé y sus padres. El contacto piel con piel, el ejercicio de confianza, la mirada al «puerto seguro»: todo este escenario sería difícil de reproducir en cualquier otra circunstancia. ¿Y qué puede haber más valioso que esta complicidad con nuestros hijos?
El deporte es un camino en el que no existe tal cosa como «ir mal», como muchos podrían pensar. La gran mayoría de los niños sueñan con convertirse algún día en deportistas profesionales, y estos deportistas son los niños que no han renunciado a su sueño, que es una de las razones por las que les admiramos tanto. Sabemos que no todos alcanzarán el estrellato en el deporte, pero eso no significa en absoluto que otros no lo hayan hecho bien. Soñamos con el resultado, los trofeos, el podio, pero olvidamos que hay un proceso agridulce hasta llegar a él, y que la verdadera belleza de este viaje reside precisamente en los pasos dados, y no sólo en el destino final.
En un mundo en el que todo es más frágil y ya nadie sabe perder, el deporte nos enseña cada día que la derrota no es un fracaso, sino un peldaño. Sea cual sea el deporte que elijas, tu hijo aprenderá a luchar por sus cosas, se hará independiente, desarrollará su personalidad y comprenderá la necesidad de organizarse. Los errores son constantes en el deporte, son inevitables, son una parte esencial del proceso, y el deporte nos enseña a equivocarnos y perdonarnos, a equivocarnos y volver a intentarlo, a equivocarnos hasta acertar, y luego a acertar hasta no poder equivocarnos más. El deporte, que trae consigo el sueño del lugar más alto del podio, nos enseña que este sueño llega con trabajo duro, con sacrificios, con méritos, no hay atajos, la única manera de llegar es poniendo un pie delante del otro y caminando.
Experiencias personales
Puede parecer abstracto o sobrevalorado, así que voy a pedir permiso en estos próximos párrafos para compartir mis propias experiencias, que ilustran lo que he escrito más arriba.
Mi hija mayor es jugadora de voleibol, tiene 16 años y en 2023 se trasladó de Brasilia a São Paulo tras ser invitada por un equipo de allí. Fue un gran paso en su carrera, que empezó a los 11 años, cuando me dijo por primera vez que quería ser jugadora profesional. Como padre, en aquel momento mi trabajo era creer en el sueño de mi hija, pero al mismo tiempo enseñarle que cada decisión que tomas tiene consecuencias, y que tiene que asumir las responsabilidades que conlleva. Cambió su rutina, cambió su dieta, empezó a entrenar más horas, empezó a hacer trabajo físico, empezó a dormir a su hora, aprendió a tener disciplina, aprendió a estudiar para que las asignaturas escolares no fueran un problema a resolver más tarde, al fin y al cabo, es su sueño lo que está en juego.
Siempre ha sido una chica con una fuerte personalidad, a menudo tomada por intratable o arrogante, pero dentro de un deporte de equipo, en un proceso orgánico y genuino, ha aprendido a escuchar, a compartir, ha aprendido sobre el trabajo en equipo y la humildad, y ha aprendido a hacer un buen uso de esta característica para convertirse en una líder, una persona segura de sí misma que conoce sus puntos fuertes y puede trabajar sobre sus puntos débiles. Una adolescente capaz de tomar sus propias decisiones con coherencia y que no actuará siguiendo las ideas de los demás. ¡Cualquiera que tenga hijos adolescentes sabe cuántos problemas ahorra esto!
No fuerces la interacción, deja que se produzca orgánicamente
Mi hijo menor tiene 10 años y hoy es jugador de baloncesto. En mi opinión, su carrera deportiva ya ha sido un éxito. Siempre fue un niño más introspectivo, tímido, no se sentía cómodo con gente diferente, no interactuaba mucho. En casa era muy diferente, parlanchín, cuentacuentos, pero cuando salía de ese círculo, desaparecía. Incluso tomó clases de fútbol sala, pero no parecía ser el estímulo que necesitaba. Hizo judo, cambió de cinturón, le gustaba mucho, un excelente judoka, pero seguía siendo individual, le faltaba algo ahí. En Navidad de 2022 le regalaron un monopatín. Mi habilidad con el monopatín es subir, andar, hacer giros ligeros y bajar sin caerme, nunca he hecho más que eso, y eso es lo que le enseñé, pero él quería más, así que le llevé a una pista pública y le dije que si quería aprender alguna maniobra, tendría que hablar con alguien que supiera lo que hacía, Me aparté y le observé un poco torpe en la pista, hasta que pasó un patinador haciendo maniobras, y mi hijo se acercó a él e interactuó, le pidió consejos y lecciones, lo celebré como si fuera un gol, fue su iniciativa, no forcé la interacción, se produjo orgánicamente, ¡qué victoria! Con esta experiencia ganó confianza, aprendió a interactuar, y hoy cuenta chistes a sus amigos y a cualquiera en la calle.
Mi hijo siempre ha sido un niño muy alto, y a menudo la diferencia de tamaño le daba vergüenza, parecía avergonzarse de ser alto, así que descubrió el baloncesto, un deporte en el que encontró su pasión, y ha ido destacando, con esto, abrazó la idea de que la altura es una ventaja, se volvió más seguro de sí mismo, lo que en el aspecto de la sociabilidad supuso una gran diferencia en su vida, también de forma orgánica y genuina. Hoy tiene amigos, hace nuevos amigos y se siente bien consigo mismo. Tener autoestima y socializar de forma real en el mundo en el que vivimos, donde todo acaba estando en las pantallas y en lo digital, ¡otra victoria del deporte!
Busca buenos profesionales
Nada de esto ocurrió por arte de magia, mucho más que apoyo y ánimo, es importante buscar profesionales comprometidos, profesores que amen lo que hacen, esos héroes que tan a menudo no obtienen el reconocimiento que merecen, personas que crean en la idea de que el deporte, mucho más que formar atletas, ante todo forma seres humanos. Puede que todo este proceso no conduzca al podio obvio que fue el sueño que lo inició todo, pero sin duda conducirá a muchas otras victorias contra el mundo al que este niño soñador aún tendrá que enfrentarse.